...Pero ¿no quedamos en que el socialismo –y aún más la socialdemocracia- no está en la política y en el Estado para crear empleo, o a lo sumo sólo está para crear el aparejado a las plazas de funcionario? ¿No quedamos que, de acuerdo con los manuales del socialismo, el Estado cumple un papel subsidiario y vicario respecto a los agentes sociales y la generación de empleo?
¿No dijo y repite cada día la Oposición ladradora del capitalismo atroz, que a ella le incumbe impedir por todos los medios a su alcance, en parlamentos y en la calle la intervención del Estado? ¿No consagró la derecha y la ultraderecha, hace más de un siglo, con Adam Smith y Keynes, la libre concurrencia como motor de riqueza, y luego Galbraith, Friedman y los neocons reforzaron la tesis con los postulados del neoliberalismo que hacen de la libre concurrencia el eje de la política, de la economía y de la sociedad? ¿No es el marco capitalista el de la libertad económica, política y social a manos llenas? ¿No es el de la competencia feroz siendo, para la derecha y para los capitalistas, el Estado un artefacto, un práctico convidado de piedra en el festín del Mercado sólo soportado para que reparta tímidamente la riqueza a través de una cicatera política fiscal que impida las revueltas, la sublevación, la revolución?
Claro que habiendo nacido el PSOE y Zapatero, al igual que su antecesor González, como socialistas mutados en socialdemócratas, y desde el socialismo y luego la socialdemocracia haberse arrellenado también en el Mercado, no extraña en absoluto la obsesión de Zapatero. Abducido ya definitivamente por los planteamientos del Mercado, de los capitalistas, de la derecha y de la ultraderecha española y norteamericana, no encuentra ya otra opción que el entreguismo. No en vano al Nóbel de la Paz le ocurre tres cuartos de lo mismo: de proclamar el cese paulatino de las guerras pendientes, ya se dispone dar a Yemen otro escarmiento. Esta vez con el tierno detalle de misiles a elegir por el multilateralismo. Y ello simplemente porque, según la sospechosa noticia de sospechosas fuentes, un británico con nombre y apellidos musulmanes que vivía para colmo en Polonia intentó explosionar el avión en que viajaba.
Esto no tiene arreglo. Y quienes sean optimistas, muy mala señal... Y por esto mismo extraña aún menos que la ministra Elena Espinosa haya arremetido contra los gobiernos de Venezuela y Bolivia porque –dijo- bloquearon la cumbre de Copenhague.
Con todo esto lo único que hemos de colegir es que Zapatero no es socialista; que una cosa es socialismo y otra pesoísmo; que la socialdemocracia es otro efecto del pensamiento desviado de la igualdad revolucionaria y del igualitarismo democrático; que Zapatero y el PSOE, en fin, arrastrado éste último por sus líderes, no son más que infiltrados viles del capitalismo, lobos disfrazados de cordero: el viejo truco del poder de hecho, despiadado, cruel y exterminador de toda la Historia de la humanidad en la inmensa mayoría de los países occidentales.
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